operación retorno

Operación retorno: ¡mil veces peor que el camino a Mordor!

Se acerca uno de los eventos más terroríficos del año… ¡La operación retorno! Yo no sé a quién se le ocurrió eso de que el día más triste del año es el tercer lunes de enero; lo del Blue Monday, digo. ¡El día más triste del año es el domingo que vuelves de vacaciones! ¿Y por qué azul, que es el color del cielo, del mar, de los arándanos… ¡La tristeza es gris! ¡O marrón caca, si me apuras! Grey Sunday: el día más triste del año.

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Por si la “depre” de tener que volver no fuera suficiente, hay que sumarle el calor, los atascos en carretera… ¡Y los niños desquiciándose en el asiento de atrás! ¡Y eso que hoy en día los viajes son muchísimo más confortables que antes! ¿Os acordáis de cuando erais pequeños? ¿De esos viajes eternos, a presión entre la abuela, el canario y las bolsas de equipaje sobrante? En los que sólo teníamos un par de casettes que escuchábamos en bucle? ¿Sin aire acondicionado…?

Nooooo, hoy los viajes son muchísimo más llevaderos. Los coches están muy bien equipados, las carreteras son mejores y se puede ir más rápido y los canarios se han pasado de moda. Aún así, a los niños se les hace una tortura… ¡Y a los padres, también!

-Mamá, ¿falta mucho?
-Uy, cariño… ¡pero si acabamos de salir! ¿Jugamos al Veoveo?

¡El Veoveo! ¡Con lo que nos gustaba de pequeños! Ahora, jugar al Veoveo es un auténtico aburrimiento. No tiene ninguna gracia… ¡será que jugamos taaaanto de pequeños que ya nos sabemos de memoria todo lo que puede verse desde un coche! Porque los tiempos habrán cambiado, amigas mías, pero las carreteras y sus inmediaciones… ¡más bien poco! Un coche, era un coche en los 80 y lo es hoy. ¿O quién juega al Veoveo actualizado?

-Veo, veo… ¡Con la hache!
-¡Un Honda CR-V Hybrid!

(…)

-Mamá, ¿falta mucho?
-Queda un ratito todavía, ten un poco de paciencia ¿Cantamos una canción?

Cuando se acaban las cosas que “veover”, siempre queda la baza de las canciones. ¡Sí, hombre! Esas que todos nos sabemos, las típicas: “En el coche de papá”, “Vamos a contar mentiras” o la del elefante ese que se balanceaba y acababan siendo un millón de elefantes ante la estupefacta mirada de una araña… ¿Pero qué clase de ser demoníaco e inmisericorde inventó estas canciones?

Para empezar… ¿en el coche-de-papá? PER-DONA, precisamente ESTE coche es de mamá, que ya no estamos en los 80… ¿Vamos a contar ¡Mentiras!? ¡Pero bueno! ¡Qué manera de educar a los niños era aquella? La de los elefantes que se balanceaban tampoco es nada recomendable… ¡pero por nuestra salud mental, la de los padres! El otro día le escuché decir a Iker Jiménez que se han registrado psicofonías en las que los fantasmas cantan esta canción, porque nunca consiguieron sacársela de la cabeza!

-Mamá, ¿falta mucho?
-¡Miraaaa! ¡Ya llevamos la mitad del camino! ¿Ponemos un poquito de música?

Sí, amigas, si hemos agotado la baza de cantar en familia, podemos poner música. ¿Ventajas? Que ya no es como antaño, que teníamos que escuchar una y otra vez la misma cinta de Parchís. ¡Ahora tenemos en nuestro móvil acceso a todas las canciones de la galaxia! Cantajuegos, El pollito pío, Rosa-lía…. ¿Justin Bieber? ¡María! ¡Pero quién te ha hecho esta lista de “Spoti”? ¡Anda, trae! Que te pongo los audiocuentos de Mumablue, que molan más.

-¡Jo, mamá!, ¿falta mucho?
-Ays, Emma, hija mía. Falta. Falta un poco. ¡No preguntes cada cinco minutos!

Todos los padres sabemos que no se debe hacer, que el móvil es el último recurso… Se lo dejamos cuando ya NO podemos más. Cuando vemos que la operación retorno se está convirtiendo en una misión imposible. Si Frodo Bolsón hubiera tenido que ir a Mordor en coche, con tres niños, habría sido el fin de la Tierra Media. ¡No! ¡Es más! Estoy segura de que Frodo Bolsón sólo habría conseguido llegar a Mordor en coche, con tres niños, dejándoles el teléfono móvil.

Soy madre, por eso la operación retorno empieza desde que te enfrentas a hacer el equipaje de los

-¡¡Mamá!!, ¡que si falta mucho!
-¡Sí, falta mucho! ¡Y punto!

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