Cuento de juguetes divertido y educativo + audiocuento

Cuento de juguetes

Si buscabas un cuento de juguetes, estás de suerte. Porque en Mumablue no solo te traemos una propuesta para que le puedas leer a tu peque, sino que hemos creado, además, su versión en audiocuento, para que disfrutéis en familia de un relato sonoro teatralizado muy divertido. En “Juguetes en Problemas”, a través de una situación cotidiana y del humor, se enseña a los niños por qué es importante recoger su habitación.

¿De qué trata? Cuando Anita se duerme, todos los juguetes de su habitación se encuentra fuera de su lugar: atrapados en cajones, colgando de los pelos, en busca de sus piezas… Resulta que Anita es muy desordenada y, cada noche, deben volver a su lugar pasando una auténtica odisea.

Audiocuento “Juguetes en problemas”

Este cuento sobre juguetes para escuchar esconde grandes sorpresas… entre ellas, el pequeño oyente descubrirá la pieza clásica “Sinfonía de los Juguetes”, al principio y al final del relato.

Músicas Public Domain: Guten Abend, gut Nacht (Johannes Brahms) y Sinfonía de los juguetes  (British Symphony Orchestra) 

Si prefieres leerlo tú mismo, puedes hacerlo sobre esta música de fondo.

Cuento de juguetes para leer a los niños: “Juguetes en problemas”

Aquella noche, como todas las noches, Anita se puso el pijama y se metió en la cama. Y como todas las noches, su mamá le leyó un cuento, le dio las buenas noches y apagó la luz. Al cabo de unos minutos, Anita dormía plácidamente. Entonces todo comenzó.

– Otra vez igual. ¡Todas las noches es lo mismo! Hoy, encima, me ha dejado encajonado contra el baúl y no me puedo mover -se quejó un cochecito de juguete mientras aceleraba intentando, sin éxito, escapar del hueco del baúl.

– No te quejes, que yo estoy colgando de los pelos -se lamentó Muñeca.

– Al menos tienes pelo. Nosotros, cuando Anita no nos recoge, no sabemos ni dónde lo tenemos -dijo una muñeca desmontable.

– Sí, yo no encuentro mis piernas… -añadió otro desmontable -¿Alguien las ha visto? Conejito,
¿No se habrán colado dentro de tu caja?

– ¿Eh? ¿Qué dices? No te oigo. Anita me arrancó la oreja izquierda… -se lamentó Conejito.

– ¡Socorro! ¡Socorro! Estoy dentro del armario de los zapatos y huele fatal a pies – se escuchó gritar una voz, a lo lejos. Era el osito Teddy.

– ¡Ja! Ahí acabé yo la semana pasada. ¡Te toca ir a rescatarle, camión de bomberos! -rió el coche.

– ¡Voy volando! – anunció un pequeño camión de bomberos de plástico mientras encendía la sirena.

– Camión grúa, ayúdame tú a mí. No puedo salir de este hueco -pidió el coche.

El camión grúa acudió en su auxilio, enganchó sus cadenas entre los ejes de las rueda y consiguió liberar al coche. Sin embargo, del impacto, una torre de cajas de construcciones comenzó a tambalearse peligrosamente.

– Ay, no, no, no… ¡Cuidadoooo! – gritó el coche, mientras se ponía a salvo a toda velocidad.

– ¡Hala! Todas las construcciones, al suelo. ¡Qué desastre! -exclamó Muñeca.

En ese momento, un bebé llorón comenzó a llorar. Su llanto era metálico.

– Bueno, ¿me bajáis de aquí, o qué? -insistió Muñeca, quien se estaba impacientando de colgar de una silla.

– ¡Allá voy princesa! – se ofreció rápidamente un superhéroe, mientas pedía ayuda al patito de goma: – ¡Pato! ¡Deja que te use como cama elástica!

– ¿Otra vez? – Se quejó el pato, harto de que siempre le tocaran todos los pisotones.

Pero no le dio tiempo a negarse, pues antes de poder reaccionar, el superhéroe había brincado sobre él, aplastándole su cabeza de goma.

– ¡Agárrate, princesa! -gritó el superhéroe mientras pasaba volando frente a Muñeca. Ella se agarró a él y juntos cayeron sobre el montón de cacharros de la cocinita.

– ¡Qué golpe! Cualquier día de estos me parto una pierna. ¡Que son de plástico del malo! – volvió a quejarse Muñeca.

– ¿Estás bien, princesa? -se interesó el superhéroe.

– ¡Que no me llames princesa! – exclamó Muñeca, muy enfadada.

– Pero… ¡cómo no! Tú eres Cenicienta, ¿no?

– ¿Acaso ves que tenga zapatitos de cristal?

– Ahí va, qué fallo -rió el superhéroe, algo avergonzado. Entonces, recuperando su tono orgulloso, concluyó: – Bueno, seas lo que seas, siempre serás mi princesa.

– Creo que voy a vomitar – respondió Muñeca, entre dientes.

– Y ese bebé llorón… ¿no se va a callar nunca? – preguntó el coche, llevándose las ruedas a los oídos.

– Si es que se le han caído encima la caja de las construcciones y le está presionando el botón del llanto. ¡Voy a ver si puedo apartarla!

Con gran esfuerzo, el desmontable consiguió apartar la caja y el bebé llorón dejó de llorar.

– Esto no puede seguir así. Hay que enseñar a Anita a recoger sus juguetes antes de irse a dormir – señaló Muñeca con determinación. -¿A alguien se le ocurre un plan?

El único que respondió a su pregunta fue un juguete, pero lo hizo en chino.

– ¿Qué dice este? – preguntó Muñeca, sorprendida.

– No sé. Se lo compraron a Anita en un bazar chino y nadie le entiende -rió el coche de juguete.

– Y ese peluche, ¿qué? ¡Eh, tú! ¡El nuevo! Vaya privilegiado. Nosotros sufriendo y tú ahí, tan cómodo, durmiendo al lado de Anita -le gritó el superhéroe a un peluche con forma de pingüino que le habían regalado a Anita hacía pocos días.

– Deja que disfrute mientras pueda. ¡Cualquier día aparece colgando de la lámpara! -respondió el osito Teddy, con sorna.

Todos los juguetes rieron alegremente.

– ¿Quién falta? -preguntó Muñeca, mirando de un lado a otro, intentando ver algo en la oscuridad de la habitación. Una voz metálica respondió. Era el marcianito de juguete.

– ¡Yo! ¡Estoy aquí! ¡Anita me ha dejado bocabajo y no me puedo mover!

–  ¡Bomberos al rescate! – volvió a gritar el camión, encendiendo su sirena y ayudando al marcianito.

– Bien. Ya estamos todos. Venga, cada uno a su sitio – instó Barbie.

Todos los juguetes se dirigieron a su lugar. Unos se colocaron en la estantería; otros se metieron en el baúl. Algunos treparon hasta los pies de la cama de Anita y allí se quedaron.

A la mañana siguiente, como todas las mañanas, Anita se despertó y vio que su cuarto estaba completamente recogido. Y, como todas las mañanas, ni siquiera imaginó el gran problema que les había ocasionado a sus juguetes por ser tan desordenada. ¿Y sabes por que? ¡Anita creía que era su mamá quien recogía su habitación mientras ella dormía!

Este cuento de juguetes no es el único

Esperamos que tu peque se haya divertido con este cuento sobre juguetes y, sobre todo, que haya entendido lo importante que es ordenar la habitación antes de ir a dormir. Si os ha gustado, os animaos a descubrir muchísimos cuentos más, historias que hablan de las rutinas de la infancia y abordan los problemas a los que se enfrentan los niños, siempre salpicados con unas mágicas gotas de imaginación y de magia.

Además, tenemos una colección de poemas, también totalmente gratis, que tratan de transmitir valores con el atractivo de la rima, un recurso que hace que a los niños se les fije mucho más el mensaje que se les quiere transmitir: igualdad, empatía, prudencia, generosidad, respeto… ¡Cada una con su versión de audio!

Has llegado aquí buscando un cuento de juguetes, y lo que has encontrado es una puerta al maravilloso reino de Fantasía. ¡Haz que tu peque la cruce ahora y viaje con nosotros!